A los 14 años, la vida me puso a prueba con una enfermedad autoinmune que me acompañó durante más de 25 años. Pasé años de dolor intenso, sin diagnóstico ni tratamiento, hasta quedar postrada en una cama a los 21 años, lejos de mi familia. Los médicos me dijeron que era crónica, degenerativa e incurable. Pero no me rendí. Emprendí un profundo viaje de sanación emocional, liberación de creencias y aprendizaje en metafísica, espiritualidad y herramientas de transformación personal. Poco a poco reconstruí mi salud y, con gratitud, puedo decir que la enfermedad que parecía incurable lleva más de cinco años inactiva.

Años después, otro desafío puso a prueba mi fe: una resonancia magnética, apreció  quistes en ambos ovarios y en el útero. Durante los meses de espera para la cita médica trabajé mi interior, aplicando todo lo aprendido… y cuando finalmente me exploraron, los quistes habían desaparecido, sin volver a aparecer. El médico, incrédulo, no supo qué decir. Se reafirmó mi idea, que no somos sólo órganos: somos seres holísticos capaces de sanar cuando cuerpo, mente y espíritu se alinean.

Desde niña he vivido intuiciones y experiencias que pocos podían comprender: sueños premonitorios, mensajes de seres queridos fallecidos y palabras dictadas que me llevaron a publicar dos libros. Estas vivencias prepararon mi corazón para entender que existe algo más grande que nos acompaña y sostiene.

Viví mi noche oscura del alma,al sobrevivir a un divorcio maquiavélico, que me hundió en un inmenso dolor, perdiendo mis fuerzas y queriendo rendirme, pero una fuerza superior —invisible y profundamente real— me sostuvo, llenándome de amor incondicional y enseñándome a confiar y aceptar el proceso hasta la transformación. Ese despertar espiritual me reveló con claridad que tenía un propósito en esta vida.

Años después, en una intervención quirúrgica mis constantes vitales comenzaron a caer pronosticando mi final, pero no sucedió y yo me sentía en una paz inmensa, con la  certeza profunda que el amor incondicional nos sostiene más allá de este plano. Se   confirmó mi propósito y que no me podré mientras lo deba seguir cumpliendo 

Sé lo que es tocar fondo, y así aprendí que en nuestro interior existe una fuerza y una luz capaz de sanar y transformar cualquier dolor. Por eso mi misión es acompañar a las personas en sus procesos vitales desde una mirada holística, apoyándome en mi conocimiento y experiencia, para ayudarlas a reencontrarse con su luz, recuperar su fuerza interior y caminar hacia una vida con paz, amor y sentido